El Holocausto Jesuita del Vaticano [1/8]

El Pentagrama Maligno

El holocausto — el exterminio masivo de más de 18 millones de protestantes, cristianos ortodoxos, judíos y minorías quemadas vivas en hornos en Europa hace menos de 80 años por dictadores católicos representa el más grande y costoso sacrificio masivo humano en la historia.

Tan vastos fueron los recursos logísticos y militares desplegados en esta “Gran Inquisición” de Roma desde 1939 hasta 1945, que inlcuso jugó gran parte en la eventual caída del tercer reich nazi. El esfuerzo por sacrificar eficientemente al mayor número de no-católicos, con hornos funcinoando 24/7, requirió de un enorme trabajo logístico, el cual a su vez requería de un analisis genealógico completo de casi toda Europa.

Si no fuera por el genio de compañías tecnológicas como Innovative Business Machines (IBM), la cual creó las primeras computadoras con el fin de confirmar quiénes serían salvados y quienes asesinados; Si no fuera por los cientos de millones de dólares en investigación por parte de las compañías farmacéuticas sobre agentes enervantes para dejar a la gente inconsciente en cámaras de gas para su fácil transportación a los hornos, entonces su plan hubiera sido imposible.

Pero principalmente, gracias el apoyo complícito por parte de los aliados, al no interferir con el proyecto del Vaticano, fué que los Nazis lograron asesinar a más gente inocente por medio del fuego en 1944 y en 1945 que en todos lo demás años combinados.

Todas las fotos tomadas por los aliados desde principios de los 40’s estaban altamente clasificadas hasta los más altos niveles de secrecía. Evidencia clara e irrefutable muestra que el comando aliado llegó a tomar medidas importantes para poder rastrear los movimientos logísticos, y probablemente el procesamiento de las víctimas, obseravndo los movimientos de los trenes hacia los capos de la muerte. Al final, no permitieron que ni una sola bomba cayera en ninguno de los campos de exterminio nazis del Vaticano.

Al final de la guerra, lo primero que hicieron los aliados bajo Eisenhower fué quitar todas las estatuas de la Virgen María de los cientos de campos de muerte. Muchos de los bloques de hornos fueron desmantelados mucho antes que cualquier otro edificio y destruidos en múltiples campos. Algunos campos, como es el caso del único campo de muerte dedicado a quemar niños (Lodz), fue virtualmente borrado de la historia.

Cuando empezaron los juicios de Nüremberg (Dirijidos secretamente por el sacerdote jesuita Edmund Walsh), a muchos Nazis en posiciones clave detrás del holocausto se les otorgaron muertes falsas, o fueron transportados de manera segura a distintos países con nuevas identidades. El número “aceptable” de muertes fué fijada en seis millones, y no hubo ninguna mención acerca del rol del Culto Católico Romano, las efigies Católicas Romanas dentro de los campos, ni lo Oculto en general en ningún momento en los juicios de cientos de guardias y oficiales.

“No sabíamos”, fué la respuesta oficial de negación que se le presentó al público del lado ganador. Incluso “se encontró” evidencia de manera conveniente, llamada “La Solución Final a la Problemática Judía”, en los ex-cuarteles de la Gestapo. La ventana de sacrificio (la cual duró desde 1939 a 1945) fué reducida a sólo 3 años (1943-1945) para minimizar la compicidad con los líderes aliados. De todas las mentiras criminales esparcidas por los ejércitos americanos (liderados por la CFR) y británicos (liderados por la RIIA) la más insultante fué el argumento de que las personas fueron gasificadas hasta morir porque era “más barato”.

Casi 20 millones de personas pudieron haber sido asesinadas como han hecho muchos dictadores a lo largo de la historia, simplemente mediante asesinatos masivos y enterrando posteriormente los cuerpos, creando fosas comunes masivas como se hizo en Europa cientos de años antes, donde murió un número incluso mayor de gente, debido a la peste negra.

Aún así, la farsa de que el holocausto fué meramente un sistema racista y “barato” de exterminación, permanece como la opinión aceptada por la mayoría — un absurdo que desafía toda la evidencia que apunta a lo contraio. El hecho de que los más importantes arquitectos de este horrible período histórico sigan siendo protegidos hasta el día de hoy es una burla a la memoria de cada judío, ortodoxo ruso, ortodoxo griego, cada protestante, cada baptista y cada persona sacrificada en los hornos.

Es a éstas almas a las que les debemos ser mejores. Este artículo explorará la verdad detrás del holocausto, en su memoria —¿Quién estuvo detrás de él? ¿Por qué? Y el porque éstas millones de víctimas aún están esperando por justicia.

Una historia dramátiacmente diferente a la que se te enseñó

Para muchos lectores, la introducción de este artículo será fuente de preocupación. Primero, para muchos, el hecho de que la iglesia católica haya estado involucrada hasta los más altos niveles en el sacrificio de millones de personas inocentes parecerá absurdo. Para otros, la aseveración de que Satlin e incluso Heinrich Himmler eran sacerdotes jesuitas sonará ridícula.

Sin embargo, lo que está en juego no es sólo la cuestión de “quién estuvo en realidad detrás del holocausto y por qué”, sino la necesidad de clarificar que murieron al menos tres veces más personas en campos de sacrificio humano de lo que se nos fué contado al inicio. La mismas personas que hicieron esto nunca fueron castigadas, y tienen más recursos y poder ahora de lo que tenían hace 70 años.

Una multitud de historiadores del holocausto han sabido, por medio del estudio de la evidencia que queda, que existen grandes lagunas en nuestro conocimiento. Estos hombres y mujeres —todos académicos— saben en sus corazones y en sus lúcidas mentes que lo que los aliados dijeron sobre “no saber” era sólamente una gran mentira para encubrir algo más.

Por amor a nuestras futuras generaciones, es tiempo de dejar las cosas claras, decir la verdad sobre quién estuvo detrás del holocausto y porque. Es por eso que animo a cualquiera que esté leyendo este artículo a acabarlo antes de llegar a hacer sus conclusiones finales.

La Europa de los 1930’s

La idea de llevar a cabo el más grande sacrificio de vidas inocentes origina en los cambios políticos de la iglesia católica romana en la Europa de la post-guerra.

La primera guerra mundial fué un parteaguas para el Vaticano. La destrucción del Imperios Austro-Húngaro liberó a los papas —después de casi 500 años— de tratados que permitían a la realeza que descendió de los emperadores romanos intervenir directamente en las desiciones papales. La destrucción de la influencia de la nobleza francesa y alemana fué una “dulce venganza” en respuesta a su búsqueda por políticas iluminadas seculares en los años que llevaron a la “Gran Guerra”.

Por primera vez en 5 siglos, la iglesia católica se encontró libre de perseguir su propio curso, sin miedo a la influencia de las familias reales, con una excepción: Alemania.
Una vez que la familia real Alemana fuera destruida, la iglesia sería completamente libre.

Sin embargo, su enemigo inmediato seguía siendo el fuerte movimiento social de la reforma, el fin del capitalismo corrupto, la divulgación científica, la educación y valores sociales. Un mundo que de ser implementado, amenazaría con la destrucción de la iglesia católica romana.

Fué Achille Ratti (Pío XI) quién pensó en una estrategia en contra del “modernismo”, implementada a través de su decreto papal Ubi Arcano (en diciembre de 1922), para apoyar y escoger a hombres y mujeres católicos que buscaran los mejores intereses de la iglesia en sus respectivas sociedades, sin convertirse en sacerdotes o monjas.

El efecto de estas políticas, planes y edictos del papa Pío XI fué convertir a a iglesia católica en un enorme cuerpo internacional —un partido político mundial— el cual pudiera fácilmente derrotar a cualquier candidato, presidente o primer ministro. Un instumento que pudiera elegir a sus propios líderes en absoluta alianza con Roma.

Consideren este hecho: ¿Qué candidato político en una nación cristiana sería lo suficientemente tonto como para molestar a la iglesia católica? Sin embargo, hace menos de 100 años, muchas naciones industrializadas expulsaron a los Jesuitas (como ya habían hecho en repetidas ocasiones) y consideraban al vaticano el epicentro del mal.

Para 1919 un protegido clave del Papa Pío, Eugenio Pacelli, ya había seleccionado un candidato apropiado para la iglesia en Alemania: un joven oficial de inteligencia, ferozmente católico llamado Adolf Hitler, el cual Pacelli frecuentó al menos una vez a la semana durante los primeros días en Munich como su patrón, controlador y financiador.

Ya en 1933 la iglesia católica había sido más exitosa de lo que hubieran podido imaginar, con dictadores católicos fieles a roma ahora controlando Italia, Alemania, España, Croacia, Rusia (Fr Stalin S.J.) y naciones clave en sudamérica. Fué probablemente en este año (cuando el vaticano tenía más poder en sus manos que en los últimos 600 años) que la “solución final” fue ideada, entre el cardenal Pacelli, el conde Fr. Wlodimir Ledochowski (Superior General Jesuita) y un manojo de radicales del clero, incluyendo al arzobispo de Munich Michael Cardinal von Faulhaber.

Construyendo un ambiente de odio y racismo en contra de las minorías.

Hasta los 1930’s, el gobierno de los EEUU se encontraba “técnicamente” en una guerra diplomática con el Vaticano, causada por el asesinato (planeado por los jesuitas) de Abraham Lincoln 70 años antes. Sin embargo, con la elección de Franklin Delano Roosevelt como presidente, la iglesia católica encontró un fuerte aliado.

Gracias al trabajo del jesuita de la Universidad de Georgetown Fr. Edmund Walsh S.J. —probablemente uno de los americanos más poderosos del siglo 20—, Franklin Delano Roosevelt y Hitler (quién contaba con apoyo financiero de Wall St.), cientos de millones de dólares empezaron a ser usados para reconstruir la economía alemana.

Con los EEUU siendo ahora un fuerte aliado del Vaticano por primera vez en la historia, sólo quedaban un puñado de gobiernos europeos y minorías como posibles amenazas  a Roma, y de hecho, la orden jesuita controlaba a la monarquía inglesa, el parlamento y los servicios de inteligencia desde al menos el reinado de George III.

El conde Wlodimir Ledochowski S.J. publicó un torrente de literatura y propaganda contra grupos minoritarios, espcialmente los judíos, en los Protocolos de los Sabios de Zion — Un documento que si es simplemente re-editado para reemplazar la palabra “judío” con “jesuita”, asemeja perfectamente las órdenes que recibieron los dictadores católicos por parte de la iglesia.

En sólo una generación, el mundo dejó las discusiones filosóficas concernientes al secularismo y el porque “dios ha muerto”, y las reemplazó con serias discusiones acerca de eugenesia, pureza racial y como hacerse cargo de las peligrosas minorías anti-sociales.

Para 1937, el odio anti-judío, anti-minoritario orquestrado por Fr. Ledochowski S.J. y su ejército jesuita se había infiltrado de manera tan persuasiva, que los dictadores católicos se sentían cómodos sabiendo que el público no reaccionaría si las minorías fuesen removidas de la sociedad.

Sin embargo, un nuevo y poderoso enemigo apareció al mismo tiempo que los jesuitas comenzaron su retórica de odio y miedo — el mismo Pío XI. El Papa se convirtió en un crítico vocal de las políticas racistas y basadas en odio que estaban siendo promulgadas por la iglesia católica romana gracias a Fr. Ledochowski S.J. y los demás radicales.

La gota que derramó el vaso vino en 1939, cuando el Papa planeaba liberar un decreto papal que convertía en pecado para cualquier católico el actuar contra otro ser humano basado en raza, color de piel o creencias políticas. El jesuita Superior General interceptó el decreto antes de que pudiera ser promulgado como una nueva ley eclesiástica, y pocos días despues Pío XI se encontró muerto. Otra víctima de la “copa envenenada”.

Pocas semanas después, Pacelli se convirtió en Papa. Unos pocos meses después los dictadores escogidos por la iglesia católica romana —controlada por los jesuitas— comenzaron la segunda guerra mundial.

La solución final del Papa Pío XII

Con el planeta ahora en guerra, a finales de 1939, los dictadores católicos tenían las condiciones perfectas para implementar los programas de “limpieza racial” en una escala sin precedentes.

Como prueba del mal que se avecinaba, el equipo de Pío XII y Ledochowski habían forzado a Hitler a aceptar la envestidura del entonces desconocido de 29 años Fr. Heinrich Himmler S.J. como cabeza de la Schutzstaffel (las SS) en 1929. Pacelli y Ledochowskii ayudaron a proteger y guiar a Himmler durante la segunda guerra mundial. Comandó una fuerza de millones de cuerpos policiales en toda alemania, además de científicos e interrogadores, listos para la acción.

Contrario a la propaganda escrita por el caballero de Malta Dwight D. Eisenhower (Aliado del arzobispo neuyorkino Francis Spellman) y otros depués de la guerra, 1939 marca el principio de la implementación de la “Solución Final” — diseñada, planeada y dirijida por el Papa Pío XII y los Jesuitas.

El plan era simple: convencer a los dictadores católicos de transportar a las minorías a campos de trabajo donde se les daría un uso temporal y luego “se desharían de ellos” (asesinándolos) discretamente usando los servicios de la unidad intocable de las SS. No hubo ninguna mención de sacrificio de vidas humanas por medio del fuego, ni rituales satánicos a nadie que no fuera un operador veterano del Vaticano, cercano a círculos jesuitas o a tropas fieles a la SS, bajo el comando de Fr. Himmler S.J.

La coartada de “campos de trabajo” se usa aún hoy en día para encubrir la verdadera extensión del holocausto. Éste tipo de desinformación fué divulgada por los altos comandos alemanes, así como los comandos romanos-católicos en España, Italia y Croacia — Los cuales mandaron a gran cantidad de sus ciudadanos a los campos de la muerte.

Ahora, con un acuerdo que proveyera a los líderes católicos romanos con millones de almas, el siguiente reto era dónde colocarlas y cómo esconder cualquier evidencia

¿Por qué Polonia?

Uno de los obvios misterios históricos de la segunda guerra mundial es “¿Por qué los nazis escogieron ciertos lugares específicos en Europa para los campos de sacrificio?” Ésta incógnita se responde tradicionalmente de la siguiente manera: Polonia era un país ocupado y céntrico, lo que permitía el fácil transporte de millones de personas, como si fueran ganado.

Esto es verdad. Para la iglesia católica romana, Polonia fué la primera opción obvia para colocar los campos de la muerte. Primero, porque fué el primer territorio ocupado fuera de las miradas de los ciudadanos alemanes, italianos, españoles, y demás países del mundo. También fué el centro de poder importante para los jesuitas en Europa, incluyendo Bavaria.

Sin embargo hay otras razones más específicas que arrojan luz sobre las localizaciones de los campos y el por qué. La primera pieza del rompecabezas consiste en entender el odio del catolisimo polaco hacia los fundamentalistas satánicos dentro de la curia papal y los jesuitas, y la riña personal contra la familia Ledochowski.

El conde Mieczyslaw Halka Lédochowski, tío de Fr. Ledochowski S.J., había sido el primer cardenal de polonia de 1866 a 1886. La iglesia católica polaca siempre ha sido tremendamente parroquial, y en 1867 el Cardenal Lédochowski finalmente ordenó que las ceremonias de la iglesia debían ser llevadas a cabo en latín, en vez de polaco. También ordeno la prohibición de canciones polacas y nada que fuera publicado sin su permiso.

Estos edictos enardecieron al clero polaco, el cual —como la iglesia irlandesa siglos antes— buscó colocar los misterios de la cristiandad en un contexto local y comunitario. El clero católico polaco se rebeló en contra del cardenal Ledochowski y cabildeó exitosamente con las autoridades protestantes luteranas prusianas, incluyendo al príncipe Bismarck y Kaiser Wilhem I (ambos luteranos), quienes encarcelaron a Ledochowski, confiscaron sus propiedades, y humillaron por siempre su apellido. Eventualmente el cardenal Ledochowski fue liberado en Roma — un hombre roto y en desgracia.

Para el conde Wlodimir Ledochowski S.J. (el papa negro y más poderoso general jesuita en la historia desde Francis Borgia) Polonia era un lugar maldecido. Probablemente ningún otro satanista veterano dentro de la iglesia católiac odiaba más a Polonia que él. Durante el ejercicio clerical de su tío, debió familiarizarse con los altares de Cibeles localizados en Varsovia y en el Palacio de Czartoryska, en Pulawy.

Éstos altares del siglo XIX eran de enorme importancia para las familias papales satánicas. Además del Vaticano mismo —localizado sober el más antiguo Templo a Cibeles— y Trívoli (en las afueras de Roma), los dos templos polacos eran los únicos templos todavía funcionando en Europa.

Varsovia era un lugar demasiado público como para llevar a cabo rituales satánicos masivos ,con el propósito de enjaezar la energía de los sacrificados. Sin embargo el Palacio de Czartoryska en Pulawy, y el templo de Cibeles del siglo XIX eran perfectos.

Cuando las SS comenzaron su campaña de “limpieza”, el primer distrito del que se ocuparon fue Pulawy y sus alrededores. Después seguirían los lugares exactos donde estarían los campos especializados en sacrificio humano.

El pentagrama satánico de Pío XII y el Papa Negro.

Las antiguas  familias satánicas que han controlado al Vaticano durante siglos saben que lo que ellos llaman “almas condenadas” no descansan. La manipulación y uso de esta energía negativa es el núcleo de la magia negra.

Históricamente, la geometría y las formas de poder han jugado una parte central en la planeación de las ceremonias de los verdaderos satanistas. Ninguna forma es más efectiva para utilizar la energía negativa de los humanos que el pentagrama.

Para crear un pentagrama de maldad suprema, Pío XII y el Papa Negro —Ledochowski— necesitaban al menos 5 campos de sacrificio; Uno por cada vértice del pentagrama. Sin embargo un sistema con únicamente 5 campos generaría sospechas inmediatamente. En vez de esto, los campos de sacrificio humanos, y su localización exacta fué enmascarada en un arreglo aparentemente aleatorio y oportunista con un sinfín de campos de trabajo y de exterminio.

Dentro de este complejo sistema de campos de detención, tortura, trabajo y sacrificio, se encontraba el pentagrama del Papa Pío y Fr. Ledochowski S.J. —en canal por el cual pasaron 18 millones de almas— maldecido por la cabeza satánica de la iglesia católica romana.

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Puedes dibujar fácilmente este pentagrama por tí mismo, agarrando simplemente cualquier mapa de polonia.

  1. Encuentra Pulawy en el mapa — el Palacio y Templo de Cibeles está localizado justo al sur-oeste del pueblo.
  2. Ve hacia el norte y para al sur-este de Ostrow — esta es la punta superior del pentagrama, y el lugar donde se encontraba el campo de exterminio Treblinka.
  3. Ahora continúa viajando hacia el sur-este, pasa Pulawy hasta que encuentres una ciudad en Ucrania llamada L’viv. Al oeste de este pueblo estaba el campo de exterminio Janowska — frecuentemente malinterpretado como sólamente un campo de trabajos forzados.
  4. Ahora viaja al oeste hasta que pases por Cracovia, justo al norte del pueblo de Bielsko-Biala. Éste era el lugar del enorme campo de sacrificio de Auschwitz.
  5. Ahora viaja hacia el norte hasta que encuentres el pueblo de Lodz. Éste era un sitio de sacrificio humano exclusivamente para niños, el campo de exterminio de Lodz.
  6. Finalmente, viaja de nuevo hacia el este hasta encontrar la pequeña ciudad de Wlodawa, casi llegando a la frontera con Ucrania. Aquí se encontraba el campo de sacrificio Sobibor.

Éste es el pentagrama de maldad pura. Éste es el pentagrama de muerte construido para intentar canalizar la mayor cantidad de energía negativa hacia un mismo lugar en la historia de la humanidad.

Adicionalmente, al menos otros tres campos de sacrificio humano fueron colocados exactamente sobre las líneas del pentagrama, incluyendo Belzec, Tomaszow Mazowiecki y Majdanek.

¿Por qué?

La última pregunta que queda es probablemente por qué. ¿Por qué es la gente tan mala? La respuesta se encuentra en el cómo la sociedad ha sido moldeada durante siglos, por fuerzas que no desean que progrese; gente que pretende ser pía, pero en realidad conspira para mantener al mundo en la miseria. Estas fuerzas han planeado el regreso del mundo a las Eras Oscuras, dominado por familias papales mientras destruyen la era moderna que nació gracias a la Reforma.

En esos tiempos, el Papa Blanco Pío XII y el Papa Negro de los jesuitas contaban con absoluto poder temporal, gracias a la cooperación de Fr. Heinrich Himmler S.J. y Fr. Alexander N. Poskrebyshev S.J., lugarteniente general soviético conocido como el “General de Lubyanka” (cuarteles de la NKVD en moscú) y mano derecha de Stalin — absoluto consejero dentro del Kremlin.

Quizá la motivación sea el mismo deseo de los demás líderes satánicos de la iglesia católica romana a lo largo de los siglos: reestablecer control, proyectar miedo en los corazones del enemigo, empoderar y rejuvenecer a la “santa madre iglesia” de acuerdo con el perverso Concilio Ecuménico de Trento, escrito bajo órdenes jesuitas.

Si éstos eran los objetivos del sacrificio de 18 millones de inocentes, “herejes y liberales” con el más torcido de los métodos, entonces parece que triunfaron.

Hoy, la iglesia católica romana es intocable, todopoderosa y tremendamente rica. De hecho, la iglesia católica nunca ha tenido antes tanto poder. Así que el trabajo de Pío XII y los jesuitas ciertamente benefició al Vaticano.

No hay mención de la completa y total implicación del Vaticano en los crímenes contra la humanidad que entonces sucedieron. Todo ha sido tachado del récord público. Su censura es imparable, excepto por un detalle: cualquier persona puede conectar las piezas del rompecabezas por sí misma.

Un día, cuando suficientes personas hayan hecho esto, la mancha que dejó la exterminación de más de 18 millones de seres humanos (tachados de “herejes” y “liberales” en el Concilio de Trento y el Cuarto Juramento de la Orden Jesuita) en nombre de la iglesia católica romana será imposible de esconder.

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